miércoles, 5 de enero de 2011

asi el mundo es más amable, menos raro

Quién te ve dentro de unos años. Consumida. Sin ningún rastro de juventud en tu piel. Sin el más mínimo atisbo de brillo en tus negros ojos. Con la sonrisa desdibujada y las ojeras maquillándote el rostro.
Pero te ríes. Y es que ni la cordura conservas. Euforia, nostalgia, euforia, y más euforia. ¿Es esto la vida? Dime, ¿Es esto lo que Dios preparó para ti? ¿Un camino de perdición y sufrimiento teñido por la sensación de libertad? Miras a tu alrededor y solo encuentras soledad. Y es que para ti no existe mejor compañía que ella. No necesitas a nadie que rompa tus silencios, ni tu calma; hace tiempo que las perdiste.
No hay palabras que te hagan recapacitar; para ti sólo existen reflejos en un cristal sucio. Porque a ella la consideras tu amiga. Tu familia. Tu aliento. A ella le confías tu vida día a día. Dejas que juegue con ella, a su antojo, para luego devolvértela cada vez más deteriorada. Y ya no hay nada que hacer. Bailáis juntas sobre el espejo, en cualquier olvidado rincón, sin mayor temor que el de que un día os separen. Ya nadie puede hacer nada por ti. Hace mucho que la gente dejó de creer en los milagros.

1 comentario:

  1. Yo creo en los milagros, aunque siempre que viene una ventisca creo que he vuelto a dejar de creer...pero no confio en ese tipo de milagros divinos que se que no existen, sino en ese tipo de milagros que hacen que algo inesperado llegué. Y logre sorprenderme, lo cual es raro.

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